Introducción
La Biblia nos exhorta, a través de muchas escrituras tanto en el AT como en el NT, a andar en el temor de Dios. Sin embargo, la enseñanza sobre el temor de Dios es una de las que menos se predica en nuestras iglesias hoy en día. El concepto del “Temor de Dios” puede sonar contradictorio con la idea de un Dios amoroso y misericordioso. Sin embargo, veremos a través de este mensaje que el temor de Dios es esencial para tener un concepto apropiado de Dios, para vivir de una manera digna del Señor y para disfrutar plenamente de la libertad y la vida abundante que Cristo nos ofrece.
¿Qué es el temor de Dios?
El temor de Dios es una actitud de reverencia y respeto hacia Dios, que pasa progresivamente por las siguientes etapas:
• Una conciencia de que Dios es el dueño de nuestras almas, y tiene el poder de otorgarnos la salvación eterna o condenarnos eternamente en el infierno. Aunque la motivación que genera este temor es completamente egoísta, es preferible a no tener ningún temor de Dios
• Una conciencia de que Dios está permanentemente mirando todo lo que pensamos, decimos y hacemos, y que El tiene el poder para premiarnos o castigarnos de acuerdo a nuestra conducta; lo cual nos debería motivar a ser cuidadosos y apartarnos del mal
• Un deseo consciente y permanente de agradar a Dios en todo lo que hacemos y no ofender Su santidad
• Un reconocimiento humilde de que El es Dios y nosotros somos Sus criaturas, y por lo tanto, El es digno de ser temido y reverenciado
lunes, 26 de julio de 2010
martes, 20 de julio de 2010
martes, 13 de julio de 2010
lunes, 12 de julio de 2010
Ser Diferentes
Hace poco celebramos en nuestra congregación los bautizos de algunos de nuestros jóvenes “hermanos”, cuando pienso en ellos le doy gracias a Dios porque en la actualidad vivimos una era donde la mayoría, especialmente los jóvenes caminan contrarios al camino de Dios.
Al reflexionar sobre lo que significa para los cristianos el bautismo, es preocupante observar como muchas personas lo siguen viendo desde un punto de vista social, o legalistamente para pertenecer formalmente a una Iglesia local como miembro activo.
Cuando seguimos la vida de Jesucristo a través de los evangelios, encontramos que a pesar de ser una persona tan igual como tu o como yo, creció sin contaminación, puro, sin pecado, pues, si Jesús, de niño o adolescente hubiera cometido un desliz, su sacrificio en la Cruz ya no tendría valor para el resto de la humanidad, así que toda su vida fue marcada por la santidad delante de Dios. Pero llegó un momento en su vida cuando experimento la necesidad de comenzar a llevar a cabo la misión de anunciar la buena noticia que a través de su propio sacrificio le traía al mundo pecador.
Al reflexionar sobre lo que significa para los cristianos el bautismo, es preocupante observar como muchas personas lo siguen viendo desde un punto de vista social, o legalistamente para pertenecer formalmente a una Iglesia local como miembro activo.
Cuando seguimos la vida de Jesucristo a través de los evangelios, encontramos que a pesar de ser una persona tan igual como tu o como yo, creció sin contaminación, puro, sin pecado, pues, si Jesús, de niño o adolescente hubiera cometido un desliz, su sacrificio en la Cruz ya no tendría valor para el resto de la humanidad, así que toda su vida fue marcada por la santidad delante de Dios. Pero llegó un momento en su vida cuando experimento la necesidad de comenzar a llevar a cabo la misión de anunciar la buena noticia que a través de su propio sacrificio le traía al mundo pecador.
miércoles, 7 de julio de 2010
¿Que le pedirías a Dios?
Regularmente cuando oímos hablar de la Sabiduría, la asociamos al concepto secular, es decir, aquellos que son en extremos estudiados, que dominan la mayoría de las teorías, de las ciencias, a los que han obtenido muchos títulos universitarios y ganado prestigio, y a los que por una larga vida obtienen mucha experiencia en las cosas vividas, por lo tanto los acredita para dar consejos, en fin son personas elitescas, a veces los sentimos inalcanzables.
Pero cuando acudimos a las Santas Escrituras, la Biblia, encontramos a un hombre al que Dios le prometió darle cualquier cosa que le pidiera, y en lugar de este le pidiera, tesoros, poder económico, casas, posesiones o poder político, le pidió Sabiduría: 1 Crónicas 1:7-12 “Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé. Y Salomón dijo a Dios: Tú has tenido con David mi padre gran misericordia, y a mí me has puesto por rey en lugar suyo. Confírmese pues, ahora, oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre, porque tú me has puesto por rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra. Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque, quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande? Y dijo Dios a Salomón: por cuanto hubo esto en tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey, sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti”.
Pero cuando acudimos a las Santas Escrituras, la Biblia, encontramos a un hombre al que Dios le prometió darle cualquier cosa que le pidiera, y en lugar de este le pidiera, tesoros, poder económico, casas, posesiones o poder político, le pidió Sabiduría: 1 Crónicas 1:7-12 “Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé. Y Salomón dijo a Dios: Tú has tenido con David mi padre gran misericordia, y a mí me has puesto por rey en lugar suyo. Confírmese pues, ahora, oh Jehová Dios, tu palabra dada a David mi padre, porque tú me has puesto por rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra. Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque, quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande? Y dijo Dios a Salomón: por cuanto hubo esto en tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey, sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti”.
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