martes, 8 de junio de 2010

¿Apóstoles y Profetas en la Iglesia de Hoy? Primera Parte

Cristo advirtió: “Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el cristo (ungido); y a muchos engañarán…Porque se levantarán falsos cristos (ungidos), y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24: 4, 5; 24)

Desde hace algún tiempo he venido observando con suma preocupación el surgimiento en ciertas iglesias de algunos “hermanos” que hasta hace muy poco fungían como pastores con muy poco éxito e inclusive algunos que ni siquiera tenían un ministerio conocido pero ahora se hacen llamar Apóstoles y Profetas, dando lugar a un nuevo movimiento conocido como la Reforma Apostólica, con la cual se reclama jerarquía y autoridad para estos supuestos nuevos Apóstoles y Profetas de la Iglesia.

Con este movimiento se pretende crear una especie de clero dentro de la Iglesia evangélica en el que los pastores y sus Iglesias estén bajo el lineamiento autoritario de este nuevo liderazgo superior.

Como siempre sucede, hay personas que utilizan la misma Biblia extrayendo ciertos versículos aislados para darle apoyo a sus doctrinas erradas, recordemos como el mismo Satanás citó la Biblia cuando pretendió tentar al Señor Jesucristo en el desierto. En este caso los precursores de esta reforma apostólica basan su doctrina en Efesios 2:20: “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.” Y por eso aseguran que las Iglesias en la actualidad necesitan estar bajo la dirección de estos nuevos jerarcas religiosos.

Cada día se hace más común ver la cantidad de “Apóstoles” y “Profetas” viajando por las iglesias, apareciendo por televisión, dando conferencias y exigiendo reverencia, y lo peor es que muchos cristianos, sobretodo los que no estudian la Palabra de Dios, los siguen y los aceptan como verdaderos ungidos de Dios. Es por esto que me he motivado en escribir este artículo, para que de una manera sencilla veamos lo que la Sagrada Escritura tiene que decir sobre este tema.

APOSTOLES
Lo primero que debemos hacer es tener claro la definición de la palabra Apóstol, la cual proviene del Griego Apostello y del latín Apostolus, y que significa Enviar o despachar. Por lo tanto etimológicamente Apóstol (Apostolos)  indica una persona que es enviada.

En la versión griega del Antiguo Testamento aparece una sola vez, en I Reyes 14:6. Por el contrario, en el Nuevo Testamento aparece, según las cuentas de la Concordancia de Bruder, cerca de ochenta veces. El término Apóstol se utiliza en el Nuevo Testamento principalmente como una especie de Titulo para designar al equipo personal (12 Discípulos) que Jesús mismo eligió: Lucas 6:13 “Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles”. La función de estos doce, era estar con el Señor y ser testigos de su vida, ministerio y resurrección: Marcos 3:14 “Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar”.

Este título fue usado de manera exclusiva para referirse a estas doce personas llamadas por Jesucristo, y las cuales debían cumplir con algunos requisitos: Hechos 1:21-22 “Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección”. Algunos estudiosos de la Biblia consideran que fue un error cometido por los Discípulos el buscar apresuradamente un sustituto para Judas, aunque el propósito de ellos era buscar suplir la labor que como Apóstoles realizaban en el esparcimiento del evangelio, la Palabra menciona que echaron suertes saliendo favorecido entre dos candidatos uno llamado Matías: Hechos 1:26 “Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles”. Esa fue la última vez  que se mencionó este Apóstol elegido por sus colegas y no directamente por Cristo.

Es notorio que en las Santas Escrituras cuando hace referencia a la historia de la Iglesia no se hable de la necesidad o práctica de ir sucediendo a los doce Apóstoles, pues fuera del caso de Matías, a medida que fueron muriendo el resto de los doce, en ninguna parte se menciona la sustitución de los mismos, por lo cual  la  Biblia no admite una supuesta sucesión apostólica en la Iglesia, por el contrario cuando se habla a futuro se hace referencia a los 12 Apóstoles de Jesucristo: Apocalipsis 21:14 “Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero”. 

En relación al  Apóstol Pablo: En primer lugar debo mencionar que la Biblia nos habla de su condición Apostólica otorgándole el Título exclusivo por su ministerio a los gentiles. Es decir, el “enviado” de Dios al pueblo gentil: Romanos 11:13 “Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio”. En segundo lugar Pablo fue apóstol de Jesucristo en un sentido único. Compartió privilegios de los demás apóstoles: llamado, experiencia personal, señales, autoridad, fue usado por el Espíritu Santo, aunque no llenó otros de los requisitos: no pasó tres años con Jesús ni fue testigo presencial de la resurrección.

Aparte de estos 13 hombres el terminó Apóstol se usa en el Nuevo Testamento para referenciar a un grupo de Hermanos sin ese “Título de Autoridad” que ostentaron los doce Discípulos y Pablo, sino más bien fueron Siervos que ejercieron una labor de supervisión y plantación de iglesias: Bernabé (Hechos 14:14 “Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces”; Andrónico y Junias (Romanos 16:7 “Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo”); Silvano y Timoteo (1 Tesalonicenses 2:6 “ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo”.); Jacobo, hermano del Señor (Gálatas 1.19 “pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor”). 

La función básica de estos “Enviados” era y sigue siendo la proclamación del evangelio a un mundo pagano (Gálatas 2.7-9 “Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión")

Así que en este caso la Biblia (Nuevo Testamento) utiliza la palabra Apóstol para describir a estos cristianos enviados por las Iglesias. Se refiere así a los típicos misioneros, plantadores de iglesias, y predicadores del Evangelio entre las gentes que jamás han realmente oído, que levantan obra allí donde no ha habido ninguna previamente. Estos son los verdaderos nuevos apóstoles

Además de estas dos aplicaciones de la palabra Apóstol, Las Escrituras no hacen referencia a la existencia en la Iglesia de un liderazgo especial de privilegiados herederos de la casta de aquellos doce discípulos,
Cuando leemos Efesios 2:20, es fácil darse cuenta que Dios utilizó a dos grupos de Personas: a los Antiguos Profetas quienes recibieron la inspiración divina para escribir el Antiguo Testamento y a los Apóstoles para plasmar el Nuevo Testamento, Dios los utilizó como los instrumentos para construir lo que hoy conocemos como la Biblia, luego se cerró el canon y ya no puede ser añadido nada más (Apocalipsis 22:18 “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro”.), a estas Escrituras es a lo que el Apóstol Pablo denomina el Fundamento de los profetas y los Apóstoles: La Palabra de Dios sobre la cual debe erigirse la Iglesia, por que en ella encontramos a Cristo, la principal Piedra del Ángulo, por esta Razón el Apóstol Pedro proclama: 2 Pedro 1:19 “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”.

Por otro lado, los apóstoles que menciona Efesios 4:11 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros”, aun y pudiendo referirse en parte a los doce discípulos más Pablo, usados en cuanto a la revelación del Nuevo Testamento, definitivamente nos habla de los misioneros que llevan el Evangelio allí donde Cristo no ha sido predicado. Estos, fueron (y son) constituidos por Cristo, junto con el resto de los ministerios descritos “para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:12), y no tienen, ni representan ningún tipo de jerarquía, puesto que todos somos hermanos: Mateo 23:8 “Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos”.

Por lo tanto, no son ningún fundamento, ni constituyen el fundamento, sino que son obreros, y están para ayudar a los santos a trabajar en el ministerio – es decir, en el servicio – para el común y extensivo desarrollo del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Nada más.

Así que estemos pendientes de los "Falsos Apóstoles" que son aquellos que hacen alarde público de ser apóstoles: 2 Corintios 11:13 “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo", por eso es necesario estudiar las Escrituras, ya que a través de ellas el Espíritu Santo nos da el discernimiento para reconocerlos: Apocalipsis 2:2 “Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos”. Una señal de un falso apóstol puede ser esa reclamación jactanciosa de ser un apóstol. Un verdadero apóstol no se interesará en ser reconocido como tal, sino que servirá humildemente como si fuera un esclavo (del griego=doulos) de Jesús (Romanos 1:1; 1 Corintios 1:1). La Próxima semana les hablaré sobre los Profetas. Que Dios  te Bendiga.

Por Enoc Portillo

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