Cuando un “Cristiano” experimenta el nuevo nacimiento comienza a vivir una nueva dimensión espiritual que antes no tenía, es un comenzar de nuevo desde cero en una relación íntima y con una Persona real llamada Jesucristo. Esta nueva convivencia requiere de un aspecto importante que forma parte de todo organismo vivo como lo es el Crecimiento. Igual como nos sucede en lo físico, también en lo espiritual necesitamos crecer en el grado de relacionamiento con Cristo, lo cual se traduce en un acercamiento progresivo al Señor Jesús que va dibujando en nuestro carácter su misma semblanza haciéndonos más parecidos a Él cada día. Efesios 4:12-13 “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”
Para lograr un crecimiento espiritual progresivo al igual que sucede en nuestro lado físico se requiere aplicar en nuestro estilo de vida una serie de leyes, mandamientos, preceptos y normas creadas precisamente para garantizar un crecimiento saludable. Es un deseo generalizado, pues en el ambiente físico todas las personas desean y sueñan con experimentar un crecimiento saludable que nos haga sentir bien y que nos garantice el disfrute de una larga vida saludable. Precisamente para evitar las enfermedades, los seres humanos debemos cumplir con una serie de mandamientos, reglas y normas como cumplir con unos Buenos Hábitos Alimenticios. Lamentablemente estos hábitos no están implícitos en nuestra naturaleza, es por eso que debemos primero aprenderlos (Educarnos) poniéndolos en práctica para entonces poder experimentar sus beneficios.
Ahora podemos entender la importancia vital que tiene la Palabra de Dios en nuestro crecimiento espiritual. Por eso es comparada como el alimento espiritual por excelencia. Lucas 4:4 “Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios”. Juan 6:35 “Jesús les dijo: Yo soy el Pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”.
Podemos considerarnos privilegiados delante de todos esos personajes de la Antigüedad Bíblica pues ahora nosotros disponemos de la Palabra de Dios completa. La misma está compuesta por toda las directrices, Leyes, mandamientos normas que nuestro creador estableció para garantizarnos el anhelado desarrollo espiritual
En el capítulo 6 del Libro de Deuteronomio, atribuido a Moisés como autor pero inspirado, yo diría más bien dictado directamente por Dios encontramos las pautas que El estableció para su pueblo (Hoy también para la Iglesia) que nos hacen comprender lo necesario e imprescindible no solo de aprenderlas sino principalmente llevarlas a la práctica diaria en nuestra vida:
Deuteronomio 6:1-3 “Éstos son los mandamientos, preceptos y normas que el SEÑOR tu Dios mandó que yo te enseñara, para que los pongas en práctica en la tierra de la que vas a tomar posesión, para que durante toda tu vida tú y tus hijos y tus nietos honren al SEÑOR tu Dios cumpliendo todos los preceptos y mandamientos que te doy, y para que disfrutes de larga vida. 3 Escucha, Israel, y esfuérzate en obedecer. Así te irá bien y serás un pueblo muy numeroso en la tierra donde abundan la leche y la miel, tal como te lo prometió el SEÑOR, el Dios de tus antepasados”.
Lo primero que nos debe llamar la atención es que se trata de un Mandato directo e ineludible de parte de Dios. Y como se trata de una orden de tipo Divino lo más lógico es que entendamos lo necesario de llevarlas a la práctica a lo largo de nuestra vida: Romanos 2:13 “porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados”.
Resalta también nuestra responsabilidad en el cumplimiento de la Palabra y además garantizar su traspaso a nuestros descendientes para que podamos llevar a cabo la verdadera adoración a Dios representada por la Obediencia a sus mandamientos. Como consecuencia de la obediencia a la Palabra de Dios, entonces recibimos la promesa: Todo nos irá bien.
Como dice un viejo principio legal: “El desconocimiento de la ley no nos exime de su cumplimiento”, es necesario que para obedecer los mandamientos expresados en la Palabra de Dios, tengamos entonces que conocerla, aprenderla, enseñarla, por eso los versículos del 6 al 8 nos ofrecen algunas acciones prácticas que debemos emprender para llegar a conocerla:
6-9 “Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades”.
En otras palabras, el principal tema de conversación de un Cristiano y su familia debe ser referente a la Palabra de Dios, pues somos los responsable de su transmisión a nuestros hijos, de esto se nos pedirá cuenta: Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. No se trata de imposición sino más bien de hacerles entender con la ayuda del Espíritu Santo y por supuesto a través de nuestro ejemplo principalmente. En nuestro hogar la Palabra debe sentirse viva, por lo tanto como lo recomienda el texto Bíblico: debemos llenarla de ella: Colgarla en las paredes, en las puertas, en la música, y en todo lo que regularmente usamos, hasta en nuestra ropa: es así como indirectamente la internalizaremos en nuestro subconsciente.
El propósito de saturarnos de su Palabra tiene como resultado el usarla poniéndola en práctica en nuestra vida diaria obedeciendo cada uno de sus mandatos de forma precisa, solo así nos desarrollaremos en nuestro crecimiento espiritual:
17 "Cumple cuidadosamente los mandamientos del SEÑOR tu Dios, y los mandatos y preceptos que te ha dado".
24 "El SEÑOR nuestro Dios nos mandó temerle y obedecer estos preceptos, para que siempre nos vaya bien y sigamos con vida. Y así ha sido hasta hoy.25 Y si obedecemos fielmente todos estos mandamientos ante el SEÑOR nuestro Dios, tal como nos lo ha ordenado, entonces seremos justos."
Es la única manera de conseguir la bendición de Dios para que nos vaya bien en nuestra vida y en nuestras familias.
Que Dios te bendiga!!!
Por Enoc Portillo
martes, 7 de septiembre de 2010
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